El segundo y último día en Hamburgo fue junto a Paola y su bebe en la barrigota. Par de semanas después nacería su otra carita de sol. Antes de que eso sucediera, nos fuimos de Elmshorn con destino a Hamburgo. Tomamos el tren de cercanías y llegamos a la estación central.
El clima fue benévolo con nosotros y nos permitió recorrer gran parte de la ciudad; eso si al paso de Paola con mucha calma. Visitamos una iglesia que tenía una vista increíble en su torre. Recuerdo que el viento que hizo esa tarde mientras estaba en la cúspide fue tenaz casi para sentirme congelado. También fuimos a monumentos interesantes en pleno centro; además comimos una salchicha picada que es la comida rápida en Alemania. Caminamos por el muelle y llegamos a conocer el túnel que atraviesa por debajo de este canal del Mar del Norte para llegar al otro extremo. Luego visitamos otros sitios cercanos donde pudiéramos tener una mejor vista de el imponente puerto de Hamburgo.
Como buen hincha futbolero visité la tienda del Hamburgo FC. Tienen una gran cantidad de artículos interesantes de los cuales quedé antojado con un par de cositas. Esa noche tenían partido entre Hamburgo vs Borussia Dortmund por la Bundesliga no pude ir ya los boletos estaban agotados.
Aterrado quedé de la hinchada del St Pauli un equipo peculiar en todo el mundo; si, es el equipo que tiene un logo no oficial que es un craneo blanco con dos huesos cruzados con un fondo negro. Este equipo es conocido como los “piratas de Elba”, en referencia al río que desemboca muy cerca de Hamburgo. Sus ideales lo llevaron a ser el primer club alemán en prohibir los símbolos fascistas y actividades nacionalistas, y poco a poco fue ganando aficionados de todos extractos sociales, desde estudiantes hasta prostitutas. En tan sólo unos años pasó de tener una asistencia de 2 mil seguidores a 20 mil en el Millerntor Stadion. Su afición es famosa por su rebeldía y su alto compromiso social.
Así pasamos el día, caminando y conociendo esos sitios de la ciudad que quedarán grabados en mi memoria. En la noche regresamos a Elmshorn a saludar y despedirme de los suegros de Paola. Nuevamente me sentí en casa, solo tengo palabras de agradecimiento para Paola y su familia demasiadas atenciones y todas de altísimo nivel.
Hamburgo es una ciudad preciosa con el viento más frío que he sentido, canales de agua que llevan miles de containers y un pasado que vive en el presente.